LA SUBJETIVIDAD EN EL ROMANTICISMO: LA INTRODUCCIÓN DE PAISAJES EN LA PINTURA

 

 

 

LA SUBJETIVIDAD EN EL ROMANTICISMO: LA INTRODUCCIÓN DE PAISAJES EN LA PINTURA

 

1.      INTRODUCCIÓN

 

El presente trabajo tiene por objetivo analizar diferentes obras paisajistas del romanticismo de autores como Caspar Friedrich, Jhon Constable, y William Turner; mediante un análisis visual, artístico e histórico con la finalidad de comprender el rol primario que cumplió durante la época, y cómo a través de ellas, se dio cabida a la subjetividad y espiritualidad en el artista romántico.

 

2.      CONTEXTO HISTÓRICO, POLÍTICO Y SOCIAL DEL ROMANTICISMO

 

El romanticismo es un movimiento cultural y artístico, cuyo inicio fue a partir a finales del siglo XVIII, tomando fuerzas alrededor del 1850, en Europa. El contexto histórico del romanticismo está marcado por varios acontecimientos sociales y políticos como: revolución francesa, guerras napoleónicas, industrialización y urbanización, etc. Tras dichos acontecimientos, surge la abolición del Antiguo Régimen, y de leyes que, hasta entonces, regían la sociedad y política del momento, así también, despertaron ideales de libertad y justicia.  (Sanchez, Daniel, p.5, 2019).  Así, fue el origen de un nuevo pensamiento y búsqueda de respuestas para la situación difícil, y la influencia en la visión romántica de la vida y nostalgia por la naturaleza y lo rural.

 

De tal manera, el romanticismo se caracterizó por alejarse de la razón y el progreso impuesta por el Neoclasicismo, reemplazándolas apelando al sentimiento y buscando la subjetividad espiritual humana. (Sanchez, Daniel, p.7, 2019)

 

2.1. INTRODUCCIÓN DEL PAISAJE EN LA PINTURA

 

El paisaje cobró especial relevancia dentro del romanticismo, ya que se reconcilió el hecho y el sentido, la naturaleza y el espíritu. (Ortega, N, p.2, 1999 ). Asimismo, el artista romántico desechó la norma académica y estricta del modelo clásico, y se adentró hacia la expresión de su sentir, formando composiciones que pretenden trasladar al espectador al interior del artista, y evoque una emoción. Fruto de esto, el paisaje llegó a su apogeo durante esta época  instauró una nueva perspectiva de entender y percibir la naturaleza que va más allá de una representación puramente objetiva. Los artistas románticos buscaron transmitir emociones y estados de ánimo, así como una reverencia por la grandiosidad y la majestuosidad del entorno natural. A diferencia de las representaciones paisajísticas neoclásicas, que buscaban equilibrio y armonía, el paisaje romántico exploraba lo sublime y lo imponente de la naturaleza.

El paisajismo romántico estableció conexiones entre el hombre y el paisaje, entre el universo y la consciencia. (Ortega, Nicolás, p.3, 1999). Es por ello que, bajo esa conexión, el artista romántico se convierte en consciencia, y habla de sí mismo, a través de sus pinturas. Según Pujante, David (2019), la naturaleza es una revelación de Dios al hombre. (p.5)

 

 

 

 

3.      ANALISIS DE OBRAS

 

3.1. El caminante sobre un mar de nubes (1818) de Caspar David Friedrich

 

Esta obra maestra del paisaje romántico, realizada en 1818, por uno de los pintores románticos más famosos de su época, muestra a un hombre solitario parado en la cima de una montaña, contemplando un mar de nubes debajo de él. Transmite una sensación de asombro y conexión con la inmensidad de la naturaleza.

La pintura se compone por dos planos. El primero destaca la figura del caminante que, a su vez, forma un triángulo, desde las rocas hasta la punta de su cabeza. Además, se logra definir al caminante como el foco de atención, gracias al uso del color más vibrante; mientras que lo demás, si bien tiene colores no tan difusos, tienden a los tonos más apastelados. En un segundo plano, se muestra la vastedad del paisaje y la inmensidad de la naturaleza que se extienden hacia el fondo, formando diagonales hacia los lados, dando la impresión de querer “escaparse” de la pintura, debido a su grandeza.

El caminante, al estar de espaldas, al espectador, y llevando un bastón consigo, da la sensación de haber ido paso a paso hacia la iluminación, hacia la búsqueda de sí mismo, encontrándose con la inmensidad del paisaje, que sería una representación de sí mismo. Asimismo, la composición enfatiza la pequeñez del ser humano en comparación con la grandiosidad de la naturaleza, y la sensación atmosférica ayuda a reforzar ese mensaje. Definitivamente, esta obra maestra de Friedrich capta lo característico del romanticismo, la emotividad y la espiritualidad del artista.

 

Figura 1. El caminante sobre el mar de nubes, 1818, por Caspar David Friedrich, óleo sobre lienzo, 94x78 cm.

 


                               Figura 2. Análisis compositivo de El caminante sobre el mar de nubes.




3.2.  El monje en la orilla del mar (1808-1810) por Caspar David Friedrich


Otra de las obras representativas de Friedrich es esta pintura al óleo, que fue creada entre 1808 al 1810. Esta obra recoge varios elementos del romanticismo como el sentimentalismo, y la psicología del color.

La obra muestra una escena aparentemente simple pero llena de significado. En el centro de la pintura, se encuentra un monje solitario de pie en una pequeña elevación de tierra frente al mar. Desde un punto de vista técnico, la pintura es dominada casi en sus 2/3 partes del mar y cielo, siendo lo demás, la orilla y el monje. La perspectiva utilizada es generada por el intenso azul del mar, que separa al cielo nublado del mar, y de la orilla. Por otro lado, el monje vestido de negro y de espaldas es lo que conecta al espectador con la pintura, porque de alguna manera, al ser un elemento humano, hace que uno se vea reflejado en la pintura. Para Argullol (1987), al monje le causa nostalgia indescriptible estar ante la vastedad del mar. (p. 13). Al ser este monje tan pequeño en comparación con el paisaje marino enfatiza la inmensidad de la naturaleza con respecto a la pequeñez humana.

 

  

 

Figura 3. El monje en la orilla del mar, 1808, por Caspar Friedrich, óleo sobre lienzo, 1.1 m x 1.72 m.

 

Esta obra influenció a otros artistas como Gustave Courbet en su obra El Mediterráneo en Palavas (1854).



Figura 4. El Mediterráneo en Palavas, 1854, por Gustave Courbet.





3.3. Pescadores en el mar (1796), por William Turner


Esta obra es considerada como una obra maestra del artista británico J.M.W Turner, ya que es una de las primeras obras del pintor, y fue realizada en 1796 y expuesta en el Royal Academy.

En esta obra de arte, Turner representa una escena nocturna y tormentosa en el mar. La pintura muestra un grupo de pescadores en un pequeño bote, luchando contra las inclemencias del tiempo mientras intentan pescar. La luna está oculta detrás de nubes oscuras y brillantes, y su luz se refleja en las aguas agitadas del mar.

La composición de la pintura está centrada en la escena del bote y sus tripulantes, y junto con la luz forman un triángulo, cuya base son los pescadores en las turbulentas aguas, así que se podría decir que para llegar a la iluminación se debe primero, pasar por en medio de las tormentas. Además, la luz dramática de la luna, hace que la escena parezca un poco tenebrosa, que para el espectador generase miedo. Asimismo, los colores azules y verdes, y los diferentes tipos de pinceladas, forman una paleta de colores análogos y movimiento que aportan a la sensación de misterio y dramatismo. Todos los elementos de la pintura indican una escena caótica, donde unos pescadores están luchando por defenderse de la naturaleza, o navegar por las aguas profundas del mismo ser.

 

 

 

                                     Figura 5. Pescadores en el mar, 1796, por William Turner.


 

                        Figura 6. Análisis compositivo de Pescadores en el mar, por William Turner, 1796.

 

3.4. Lluvia, vapor y velocidad (1844) por William Turner

 

Esta es otra pintura de Turner, realizada en óleo, en 1844. La pintura muestra un tren de vapor cruzando un puente sobre el río Támesis durante una lluvia intensa. El tren pertenece a la línea Great Western Railway, una de las primeras líneas ferroviarias importantes de Inglaterra que conectaba Londres con el oeste del país.

 

La pintura se puede dividir en 2 partes horizontales. La primera parte es la inferior, donde está ubicado el tren la parte derecha y en la parte izquierda, se muestra el puente, con un pequeño bote en la parte de abajo, y un grupo de personas un poco difusas. Todos los elementos en esta primera parte señalan el presente que se vuelve pasado, debido a la industrialización y creación de los primeros ferrocarriles.  La atmósfera que es creada en esta parte inferior es difusa, y a modo de cortina de agua, se crea la sensación del movimiento de la lluvia.

 

La segunda parte es el parte superior, que es el vasto cielo celeste con las nubes provocadoras de lluvia que parecen tapar un poco el sol que da color naranja a todo el paisaje. Los colores utilizados son terrosos como naranjas, ocres, marrones, verdes quebrados, y azules y violetas.

 

La pintura puede interpretarse como una representación de los avances tecnológicos y el progreso en la sociedad industrializada, que el bote y las personas difusas ayudan a entender más este concepto. El tren y el puente son símbolos del cambio y la modernización, mientras que el paisaje natural y la lluvia pueden verse como una evocación de la naturaleza en constante transformación frente al avance humano, y que a pesar, de la industrialización, la naturaleza es muy grande y atemporal.

                                  Figura 7. Lluvia, vapor y velocidad, 1848, por William Turner, óleo sobre lienzo.




                  3.5. El carro de heno (1821), por John Constable

 

Es una de las obras más famosas del pintor paisajista británico John Constable. Fue pintada en 1821 y exhibida en la Royal Academy, donde obtuvo una medalla de oro.

 

El tema principal de esta pintura es un carro de heno cruzando un río. La escena muestra un paisaje campestre en Inglaterra, que Constable amaba y que sirvió como fuente de inspiración para muchas de sus obras. El carro de heno ocupa el centro de la pintura y actúa como un punto focal, siendo el perro también lo que atrae la atención del espectador hacia la carreta. El artista utiliza la disposición del carro y las líneas del río y el puente para guiar la mirada del observador hacia el fondo del paisaje.

 

La gama de colores que utiliza es variada, pues para el cielo utiliza tanto celestes como el gris del humo proveniente de alguna casa quemándose, y los reflejos del cielo se observan en el agua de la laguna. Al colocar tantas nubes da la sensación de atmósfera y luminosidad al cuadro. Asimismo, Constable crea perspectiva con la diferencia de color y pincelada para lo que está en primer plano y segundo plano. Para el primero, utiliza pinceladas más largas y detalladas que para el segundo que se va perdiendo con el fondo.

 

Si bien este paisaje no trata de la pequeñez del hombre ante la naturaleza, nos cuenta cómo la naturaleza nos brinda paz, serenidad, y armonía. Aunque puede que esté un poco idealizada, nos trasmite lo que el pintor siente en ese lugar, que es dónde vivió su infancia. Según Reynolds (1984), "Constable muestra un amor inquebrantable por su tierra natal y su deseo de preservar la belleza intemporal de la naturaleza a través de su arte" (p. 32)

 

 

                             Figura 8. El carro de heno, 1821, por John Constable, óleo sobre lienzo.

 

 

 

 

CONCLUSIÓN

 

En conclusión, el paisaje romántico es una manifestación artística que trasciende la mera representación visual de la naturaleza. Es una expresión emocional y espiritual que busca transmitir la grandeza, la belleza y la imprevisibilidad de la naturaleza, así como la conexión íntima entre el ser humano y su entorno, tal como se ha visto con las obras de Turner, de Constable, y de Friedrich. Todos estos artistas utilizaron el paisaje como el medio de expresar algo más que lo concreto en sí. Desde tristeza, admiración, y serenidad, el paisaje ha servido para transmitir emociones.

 

A través del paisaje romántico, los artistas lograron evocar emociones intensas en el espectador y capturar la esencia misma de la experiencia humana frente a la majestuosidad del mundo natural. Aunque el movimiento romántico ya no existe como en el siglo XIX, su legado perdura en el arte y la literatura modernos. Las obras de los pintores y escritores románticos continúan inspirando a las generaciones actuales, recordándonos la importancia de apreciar y proteger la belleza y la grandiosidad de la naturaleza, así como la necesidad de abrazar la emotividad y la imaginación en nuestra búsqueda de significado y trascendencia en el mundo. El paisajismo romántico sigue siendo una invitación a contemplar y celebrar la maravilla de la naturaleza y la riqueza de nuestras emociones más profundas.

 

 

 

 

 

 

5.      BIBLIOGRAFÍA

 

Argullol, R. (1987). La atracción del abismo: Un itinerario por el paisaje romántico. Plaza & Janes Editores, España. Recuperado de chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/http://www.pozodelasartes.com/archivos/argullol.pdf

Ortega, N. (1999). Romanticismo, paisaje y geografía. Los relatos de viajes por España en la primera mitad del siglo XX. Universidad Autónoma de Madrid, España. Recuperado de file:///C:/Users/Hp/Downloads/Dialnet-RomanticismoPaisajeYGeografia-34896.pdf

 

Pujante, D. (2019). El paisaje romántico como símbolo de la naturaleza original: naturaleza, mito y poesía. Universidad de Cádiz, España. Recuperado de file:///C:/Users/Hp/Downloads/EL_PAISAJE_ROMANTICO_COMO_SIMBOLO_DE_LA.pdf

 

Sanchez, Daniel. (2019). La relación de la pintura del paisaje del romanticismo alemán con la filosofía idealista. Universida de León. Recuperado de https://buleria.unileon.es/bitstream/handle/10612/13493/tfg-71710270L.pdf;jsessionid=1CEE0C9A57B6086D0A8678E416C0A04C?sequence=1

Shanes, E. (2000). Turner's "Slave Ship": The Power of the Storm. The Art Bulletin, 82(2), 222-238.

















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